Lèon: La Came
En fin, parece que lo único que hago últimamente es leer cómics
Pues no, también estudio.
Ahora en la Facultad vamos a montar una pequeña asociación de alumnos, ya que la que había estaba bastante muerta desde hace tiempo e incluso la Complutense nos va a dotar con fondos y tal. Estamos pensando hacer varias conferencias, cursos y algún viajecillo interesante por las españas. Y entre esas conferencias estamos pensando (por idea mía por supuesto) en invitar a los webmasters de La Cárcel de Papel y Con C de Arte.
Esta pequeña disertación viene a cuento de que no escribo demasiado sobre comics en éste vuestro blog. Y es simplemente porque a menudo pienso que hablar sobre un cómic es como explicar un chiste. O analizar la sintaxis y la gramática en una carta en la que te cuentan que ha muerto un familiar. No llega a ser TAN personal, pero casi.
Sin embargo sí que hay obras que merecen una reseña sesuda y estudiada como la que hacen estos dos caballeros, tales como Jimmy Corrigan, The Spirit, Maus u otras tantas obvias para los que leemos algunos cómics.
Bien, pues la cosa es que hurgando por la Biblioteca Central (bendito sea el que tuvo la idea de comprar cómics tan regularmente como lo están haciendo) encontré unos tomos que siempre me habían llamado la atención, pero no tanto como cuando me puse a ver los autores. En concreto el guionista. Leon: La Came puede que no os suene mucho. A mí tampoco, pero cuando vi el estilo de dibujo algo me llamó la atención. Y cuando vi Chomet-Crécy pensé: Chomet Chomet ¿De qué me suena este hombre?
Efectivamente me sonaba y mucho. Sylvain Chomet. Animador y director de esa grandísima joya que es "Bienvenidos a Belleville"
No obstante el dibujo es de Crècy, que de no ser por esas líneas temblorosas se podría decir que es un trasunto del propio Chomet. La cosa es que tanto el dibujo como el color recuerdan a Belleville.
Pero claro, el cómic es un medio distinto al cine. Y la ausencia de palabras de Belleville se transforma aquí en una diarrea mental, un continuo fluir de ideas que no por desagradable deja de ser realista.
La historia toma la forma de un relato de familia, como lo hacen Zola o Proust que son reseñados en la introducción. Sin embargo, la referencia indudable de Chomet es García-Márquez y su realismo mágico, pero en Francia.
El protagonista es Gèraldo-Gèorges Heux-Guardiogue, un pobre diablo medio tonto, con diarrea crónica y dificultades de relación con el mundo en general aparte de que habla con sus marionetas y éstas le responden. Los Heux-Guardiogue son dueños de una fábrica de cosméticos desde que la fundó su abuelo Lèonce. Y será éste anciano centenario el que saque a su pequeño Gè-Gè de la idiotez que le embota para lanzarle al mundo.
Advertir que no se trata en absoluto de un relato agradable, bonitoo cariñoso. Recuerda en la manera de tratar a los personajes también en cierta medida a Valle Inclán, como reflejos deformados de la realidad, y tratados con cierto desprecio por el autor. Ni siquiera deja el regusto agradable que deja Belleville. Es despiadado, aunque no por eso menos real. Publicidad, política, canibalismo, sectas, guiñol, cosméticos, comunismo todo se mezcla en un relato en el que lo desquiciado podría rozar lo irreal y no lo hace. Todo parece caer por su propio peso, tener una cierta lógica dentro de lo ilógico.
El diseño de los personajes es patente que lo ha hecho Chomet, pero Crécy lo hace más despiadado, más tembloroso, más abocetado lo que le da algo más de realismo y de crudeza. El color en aguadas casi siempre en tonos apagados, recuerda al ambiente melancólico de Belleville, pero esta tristeza es más atroz, más profunda.
Una obra digna de ser leída, aunque me da que es una de esas cosas que o se aman con pasión o se odian profundamente, no hay término medio, no te deja indiferente. Y eso sí, te hace pensar y sirve de inicio para jugosas conversaciones. Y el sdecir de una obra que es inspiradora es decir mucho.
Ahora en la Facultad vamos a montar una pequeña asociación de alumnos, ya que la que había estaba bastante muerta desde hace tiempo e incluso la Complutense nos va a dotar con fondos y tal. Estamos pensando hacer varias conferencias, cursos y algún viajecillo interesante por las españas. Y entre esas conferencias estamos pensando (por idea mía por supuesto) en invitar a los webmasters de La Cárcel de Papel y Con C de Arte.
Esta pequeña disertación viene a cuento de que no escribo demasiado sobre comics en éste vuestro blog. Y es simplemente porque a menudo pienso que hablar sobre un cómic es como explicar un chiste. O analizar la sintaxis y la gramática en una carta en la que te cuentan que ha muerto un familiar. No llega a ser TAN personal, pero casi.
Sin embargo sí que hay obras que merecen una reseña sesuda y estudiada como la que hacen estos dos caballeros, tales como Jimmy Corrigan, The Spirit, Maus u otras tantas obvias para los que leemos algunos cómics.
Bien, pues la cosa es que hurgando por la Biblioteca Central (bendito sea el que tuvo la idea de comprar cómics tan regularmente como lo están haciendo) encontré unos tomos que siempre me habían llamado la atención, pero no tanto como cuando me puse a ver los autores. En concreto el guionista. Leon: La Came puede que no os suene mucho. A mí tampoco, pero cuando vi el estilo de dibujo algo me llamó la atención. Y cuando vi Chomet-Crécy pensé: Chomet Chomet ¿De qué me suena este hombre?
Efectivamente me sonaba y mucho. Sylvain Chomet. Animador y director de esa grandísima joya que es "Bienvenidos a Belleville"
No obstante el dibujo es de Crècy, que de no ser por esas líneas temblorosas se podría decir que es un trasunto del propio Chomet. La cosa es que tanto el dibujo como el color recuerdan a Belleville.
Pero claro, el cómic es un medio distinto al cine. Y la ausencia de palabras de Belleville se transforma aquí en una diarrea mental, un continuo fluir de ideas que no por desagradable deja de ser realista.
La historia toma la forma de un relato de familia, como lo hacen Zola o Proust que son reseñados en la introducción. Sin embargo, la referencia indudable de Chomet es García-Márquez y su realismo mágico, pero en Francia.
El protagonista es Gèraldo-Gèorges Heux-Guardiogue, un pobre diablo medio tonto, con diarrea crónica y dificultades de relación con el mundo en general aparte de que habla con sus marionetas y éstas le responden. Los Heux-Guardiogue son dueños de una fábrica de cosméticos desde que la fundó su abuelo Lèonce. Y será éste anciano centenario el que saque a su pequeño Gè-Gè de la idiotez que le embota para lanzarle al mundo.
Advertir que no se trata en absoluto de un relato agradable, bonitoo cariñoso. Recuerda en la manera de tratar a los personajes también en cierta medida a Valle Inclán, como reflejos deformados de la realidad, y tratados con cierto desprecio por el autor. Ni siquiera deja el regusto agradable que deja Belleville. Es despiadado, aunque no por eso menos real. Publicidad, política, canibalismo, sectas, guiñol, cosméticos, comunismo todo se mezcla en un relato en el que lo desquiciado podría rozar lo irreal y no lo hace. Todo parece caer por su propio peso, tener una cierta lógica dentro de lo ilógico.
El diseño de los personajes es patente que lo ha hecho Chomet, pero Crécy lo hace más despiadado, más tembloroso, más abocetado lo que le da algo más de realismo y de crudeza. El color en aguadas casi siempre en tonos apagados, recuerda al ambiente melancólico de Belleville, pero esta tristeza es más atroz, más profunda.
Una obra digna de ser leída, aunque me da que es una de esas cosas que o se aman con pasión o se odian profundamente, no hay término medio, no te deja indiferente. Y eso sí, te hace pensar y sirve de inicio para jugosas conversaciones. Y el sdecir de una obra que es inspiradora es decir mucho.
3 comentarios
Nadj -
Álvaro -
torpin -