"Cuaderno de viaje" de Craig Thompson
Hacía muchísimo que no escribía nada sobre cómics. Que nada os induzca a pensar que lo he dejado: mi ritmo de lectura devoradora casi de manera enfermiza sigue en boga, leo más o menos uno al día y si tengo suerte, hay alguno que me parece bueno, o muy bueno.
Ése es el caso de este Cuaderno de viaje, en el que Craig Thompson relata su viaje por Marruecos, principalmente, y después por Francia y Barcelona, promocionando Blankets. Lo más sorprendente es que creo que en este blog aún no he hablado de Blankets, que posiblemente es uno de los cómics que más me ha impresionado de mi vida, sino el que más. Recuerdo que lo cogí en la biblioteca y no fui capaz de dejarlo hasta que acabé con él, a menudo parando para respirar por la intensidad de la historia, lo magnífico del dibujo, de ese trazo desenfadado, naturalista, artesano y sobre todo por la similitud de la vida de Craig y la mía. En serio, a menudo creía que lo de que había una persona que vivía una vida igual que la tuya en otra parte del mundo se estaba haciendo realidad delante de mis ojos.
La relación de Craig con su hermano, su primera relación con su novia, de manera infructuosa (aunque en mi caso esa relación fue algo peor), su relación con la religión, su obsesión con el dibujo, con el reflejar la belleza dle mundo... Probablemente la mayor diferencia entre ambos es que yo llevo una coraza bien gorda para que nada me haga daño y él es lo suficientemente valiente como para reflejar toda su (nuestra) sensibilidad en un álbum. O en dos, porque este nuevo Cuaderno de viaje demuestra también su extraordinaria sensibilidad hacia todo lo que le rodea, ya sean personas, paisajes, arquitecturas, animales...
Cuaderno de viaje no es un cómic como tal. O sí. Relata viajes, al modo que solían hacer los burgueses del XIX, pero haciendo de este viaje exterior una exploración interior. Reflejándose a sí mismo en las gentes, en la relación que mantiene con lugareños y amigos. Expresando perfectamente cómo en los viajes haces amigos de un día, conocidos que puede que te lleguen hondo aunque sepas que no los verás nunca más probablemente.
Y sobre todo el dibujo. De nuevo el maravilloso blanco y negro, la maravillosa textura del pincel sobre el papel rugoso, la precisión de la linea cuando es necesario, el sorprendente control de las emociones, aún haciendo retratos profundamente psicológicos...
Lo siento, con Craig me es imposible ser objetivo. Porque no estoy seguro de que él no sea yo. Osea que no se puede ser objetivo con uno mismo. Con él es el subjetivismo puro.
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Sergio -