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FRANK EINSTEIN: Walking silly since 2004

Plumas invitadas 1: Lorena

"Antes de comenzar a escribir quiero dejar claras un par de cosas: primera, mis conocimientos de arte lamentablemente se limitan a un trimestre en el instituto (un tercio de la asignatura de historia que me gustó muchísimo, pero en la cual por estar en ciencias puras no pudimos ahondar…). Y segunda, mis habilidades plásticas son las de un niño de 3 años. Y no exagero. 

Creo que para describir el arte hay que usar el arte. En una ocasión, yo tenía algo así como 10 años, vi una viñeta de Mafalda en la que Guille había pintado todas las paredes de su casa con todo tipo de dibujos y, al verle su madre, éste le pregunta “¿No ez incdeíble todo lo que puede tened dentdo un lápiz?”. Y es que en eso consiste la magia de los artistas del lápiz y el pincel, en la cantidad de sueños, mundos e ilusiones que son capaces de crear con tan sólo unos trazos. Con razón se dice que “una imagen vale más que mil palabras” y es que nosotros, el resto de pobres mortales, muchas veces nos tenemos que limitar a tirar durante minutos, e incluso horas, del lenguaje verbal para tratar de conseguir lo que un artista del dibujo es capaz en unos segundos.

Sin embargo lo peor de todo es que resulta que tengo al “enemigo” en casa…Claro, eso si no tengo en cuenta que en cierto modo fui yo quien lo busqué; si aquel día me hubiese estado quietecita en clase y atendiendo en lugar de buscar gente a la que les gustasen los cómics a través de mis amigas, ahora no estaría así. Pero no lo pude evitar. Siempre he admirado a ese tipo de personas capaces de crear un mundo de la nada, a esas personas que aún tienen a ese niño que los demás hemos en cierto modo dejado marchar, bien dentro y con muy pocas ganas de marcharse. Tan inocentes y a la vez tan inteligentes como para saber exactamente lo que quieren decir y cómo lo quieren decir, no como yo, que siempre divago sin fin.

Por todos estos motivos Borja no podría ser otra cosa más que dibujante. Es posible que en el mundo en el que vivimos tenga que llevar a cabo miles de oficios, pero su profesión, su vocación, siempre será la de dibujante. Porque ver su obra es como ver a ese niño dibujando, porque entender su obra es como ver a ese adulto diciendo exactamente lo que quiere.

Recuerdo que en una ocasión, antes siquiera de que nada pasase entre nosotros, le pregunté cómo veía él el mundo, si lo veía tan real como era o si para él era como vivir dentro de una película de animación. Y me contestó que él no podía evitar verlo todo a través de los colores de una acuarela (o algo así), que él veía el mundo como un gran dibujo, que todos éramos dibujos para él. Y me encantó esa idea, me pareció una visión muy optimista de la vida, la misma que él siempre plasma en sus obras.

 

Si tuviese su talento no hubiese tenido que escribir todo esto…."

Espero que os haya gustado. Mañana más. Y esta vez he invitado a un plumilla "pofesioná", un periodista todoterreno.

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