Una serie de raros sucesos de Borja Yagüe
A veces pasa que el mundo se conchaba contra tí para hacer cosas raras. Ayer fue uno de esos días.
Comenzó en la Facultad. Estaba dibujando un rato antes de la clase, yo sentado, tranquilo con mis lápices y tal. Y cuando levanto la cabeza me encuentro con que la italiana que se sienta enfrente mío (que me saca una cabeza, una tía muy alta) tiene la cabeza encima de mi dibujo. La miro, me sonríe y se da la vuelta. Pues nada.
Después nos fuimos Sergio y yo a tocar al colegio más grande y más pijo de Madrid, al lado de Plaza Castilla y con bosque en el patio. Impresionante. A la vuelta, vamos por Raimundo Fdez. Villaverde, hablando tan tranquilos cuando en un semáforo, esperando a que se pusiera en verde, una chica que debía rondar los 15 años y no estaba del todo de mal ver nos mira y dice "¡Hola!". Le respondo por acto reflejo "Hola..." Miro a Sergio con ojos de "¿Tú la conoces?" Mi mirada se vuelve a ella (será que la conozco yo...) Ella me mira con ojos inexpresivos y una sonrisa bobalicona en la cara. Se abre el semáforo (Serrgio y yo nos miramos, sabiendo que nuestro pensamiento es el mismo ¡Corre!
Tras esto, yendo hacia el Corte Inglés por la misma calle, vieje un pobre que nos pide una monedillas. Yo no llevaba un duro, pero Sergio se rasca el bolsillo y le da alguas monedas. El tío las coge, dice "gracias". Nos damnos la vuelta y oímos un montón de monedas que resuenan contra el suelo y el viejo que sale corriendo. Una señora detrás nuestro no sale de su asombro "¡Ha tirado el dinero!" En fin. Esa era la necesidad que tenía...
Luego vino Lorena, que como yo ando un poco pachucho la hice venir a la pobre a las 21 desde Villalba. Y como no teníamos un chavo nos fuimos a aprovechar el Euroahorro de una de esas hamburgueserías industriales. Estamos en la cola para pedir y veo a un chico que trae dos servilletas, se agacha delante de una amiga suya y se las pone en el suelo. Acto tan extraño hace que me fije. ¡Y es que la tía iba descalza! Vestida de fiesta y descalza. Pro claro ¿por qué iba descalza esta señorita? Porque la tía cerda se había quitado los zapatos y los tenía encima del mostrador, donde te ponen la comida. Y ella tan tranquila. Lorena y yo lo estábamos flipando.
Al final de la noche vimos al señor que tiene el casco de la moto con luces y con la música de la Lambada (éxito friki de nuestra generación). Pero a ése ya nos lo habíamos encontrado otras veces y no hizo más que completar el día.
¡Qué cosas pasan!
Comenzó en la Facultad. Estaba dibujando un rato antes de la clase, yo sentado, tranquilo con mis lápices y tal. Y cuando levanto la cabeza me encuentro con que la italiana que se sienta enfrente mío (que me saca una cabeza, una tía muy alta) tiene la cabeza encima de mi dibujo. La miro, me sonríe y se da la vuelta. Pues nada.
Después nos fuimos Sergio y yo a tocar al colegio más grande y más pijo de Madrid, al lado de Plaza Castilla y con bosque en el patio. Impresionante. A la vuelta, vamos por Raimundo Fdez. Villaverde, hablando tan tranquilos cuando en un semáforo, esperando a que se pusiera en verde, una chica que debía rondar los 15 años y no estaba del todo de mal ver nos mira y dice "¡Hola!". Le respondo por acto reflejo "Hola..." Miro a Sergio con ojos de "¿Tú la conoces?" Mi mirada se vuelve a ella (será que la conozco yo...) Ella me mira con ojos inexpresivos y una sonrisa bobalicona en la cara. Se abre el semáforo (Serrgio y yo nos miramos, sabiendo que nuestro pensamiento es el mismo ¡Corre!
Tras esto, yendo hacia el Corte Inglés por la misma calle, vieje un pobre que nos pide una monedillas. Yo no llevaba un duro, pero Sergio se rasca el bolsillo y le da alguas monedas. El tío las coge, dice "gracias". Nos damnos la vuelta y oímos un montón de monedas que resuenan contra el suelo y el viejo que sale corriendo. Una señora detrás nuestro no sale de su asombro "¡Ha tirado el dinero!" En fin. Esa era la necesidad que tenía...
Luego vino Lorena, que como yo ando un poco pachucho la hice venir a la pobre a las 21 desde Villalba. Y como no teníamos un chavo nos fuimos a aprovechar el Euroahorro de una de esas hamburgueserías industriales. Estamos en la cola para pedir y veo a un chico que trae dos servilletas, se agacha delante de una amiga suya y se las pone en el suelo. Acto tan extraño hace que me fije. ¡Y es que la tía iba descalza! Vestida de fiesta y descalza. Pro claro ¿por qué iba descalza esta señorita? Porque la tía cerda se había quitado los zapatos y los tenía encima del mostrador, donde te ponen la comida. Y ella tan tranquila. Lorena y yo lo estábamos flipando.
Al final de la noche vimos al señor que tiene el casco de la moto con luces y con la música de la Lambada (éxito friki de nuestra generación). Pero a ése ya nos lo habíamos encontrado otras veces y no hizo más que completar el día.
¡Qué cosas pasan!
5 comentarios
Nadj -
yo -
Lo peor es que ninguno de los dependientes le dijo que quitase los zapatos de ahí, algo por otra parte tambien comprensible, con lo que les pagan a los pobres...
sergito -
Uno_mas -
PD: Esos días le pasa a todo el mundo. Siempre suele haber alguien que a nuestros ojos se comporta raro pero según el/ella es muy sensato. Lo que pasa es que falta el resto de la historia para entenderlo. Por ejemplo cuando esperas a alguien una hora y la gente te ve pasar y tu piensas ¿los que ya me han visto dos veces estarán pensando que soy una farola?
Un saludo.
Patch -
Huevones.
Un saludito!!