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FRANK EINSTEIN: Walking silly since 2004

No se preocupen, estoy aquí.

 

Pero algo más vago que de costumbre, la verdad. Ahora que voy a tener más tiempo, prometo escribir más y mejor por aquí, aunque tengo muchas muchas cosas que hacer, la verdad.

Este tiempo ha sido algo loco. Desde que me fui de Bankinter he tenido tiempo de hacer muchas cosas: arreglar el trastero y adecentarlo un poco, proponerme ya en serio a hacer algunas cosas, hacer de monitor en un campamento urbano en Moralzarzal, visitar a la familia en el pueblo (a pesar del mal tiempo...), salir con amigos... De todo un poco.

Tengo algunas películas pendientes de ver con Lorena: Nocturna (ya en DVD), Tekonkinkreet (una manga bastante chula, o al menos esa pinta tiene), y sobre todo El Color de la Magia (que NO me la he bajado de la mula) que me tiene loquito.

Y es que me ha hecho recordar cómo me vino a mí el gusanillo del Mundodisco. Recuerdo que me llamaba la atención lo del videojuego (el primero). Mi hermano Ángel, que sabe mucho de casi todo, me había dicho que a alguno de sus amigos les gustaba, pero que a él no le hacía demasiado tilín. Busqué en la biblioteca más cercana y resultó que tenían El color de la magia y La luz fantástica (los dos primeros). Dió también la casualidad de que eran las antiguas ediciones de Martínez Roca (que luego compré, se las dejé a algún desalmado y nunca han vuelto). Y también se conjuró a mi favor que me iba a ir a EEUU yo solito y en la biblio en verano te prestan los libros por dos meses. Todo a mi favor.

Así que llegué al avión que me llevaría hacia el sol poniente, como a los vaqueros al final de las pelis, y me senté en mi asiento del avión. Ocho horas y media.

Y me leí El Color de la Magia de una sentada.

Nunca jamás me había pasado nada parecido. Completamente emocionado empecé el segundo. Me leí dos tercios y llegamos a nuestro destino. hechas las presentaciones, asentamientos y demás, en cuanto se hizo de noche terminé las aventuras de Riincewind y Dosflores. Estaba enganchado. Ese mismo verano me leí Mort y Ritos Iguales en el pueblo, tardando un día para cada libro.

A la vuelta al colegio, recuerdo que Miguel Gabaldón había comprado toda la serie hasta El segador en tapa dura (de esos libros aún conservo alguno, que compré en una librería de viejo, como oro en paño) y así siguió mi afición: devorando libros del Mundodisco, disfrutando y riéndome (nunca había sabido que uno se podía reír en voz alta con un libro sin poder evitarlo) y aprendiendo mucho de las buenas historias y la filosofía de Pratchett.

Y así hasta hoy, en el que he dirigido y traducido una obra de teatro y muchos frikis del Mundodisco me tienen por un semi-gurú por haberle dedicado tanto esfuerzo y dedicación a algo que me apasiona.

 

4 comentarios

Marikowskaya -

Hola!
He llegado aquí buscando imágenes de Rincewind en Google.
A mí me ENCANTAN las dos novelas de Mundo Disco que he leído (y la 3ª ya la tengo comprada!), aunque los he descubierto hace poquísimo.

Siempre es agradable encontrar a gente que le gusten tanto las mismas cosas que a ti, un saludo! :)

Frank Einstein -

¡Es verdad! No me acordaba de esa desalmada!
No obstante, no es el libro que más me importa, la verdad. La edición que me mangó ella de The Thruth era la corrientita y en inglés. La puedo conseguir.

Sergio -

La desalmada que te robó el libro creo que ni siquiera lo leyó... Ahora sabemos que tras sus tetas no había corazón, sólo ambición... Un abrazo.

Nano -

Aún recuerdo que me lo pasé pipa viéndolo... Por cierto, la banda sonora de Guardias Guardias os quedó muy chula también. ¡A ver si montas otra de esas un día!