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FRANK EINSTEIN: Walking silly since 2004

Maniobra de evasión

Este fin de semana nos vimos en la triste tesitura de acompañar a una amiga en el tanatorio. Nunca es plato de gusto, pero hay que hacerlo porque es uno de los momentos en los que más te necesitan.

Pero a mí no sé por qué en estos lugares me da por hablar de bobadas. Y parece que a la gente no le disgusta. Quizá porque esas tonterías hacen que se te olvide dónde estás y por qué. Sea como sea, el cartel de "Concurso de Cuentos del Tanatorio" y las cosas de la revista "Adiós" hacen que te tengas que reír, con ese humor negro tan nuestro. 

La cosa es que  siempre que cuando salgo me da por pensar en nuestra sociedad, que se aleja de la muerte como si no existiera. En el Medievo se vivía para la muerte. Que tampoco es eso. Pero es que ahora se nos intenta hacer olvidar que existe de tal manera que cuando pasa (y podéis estar seguros de que pasa) te da un portazo grandísimo. Porque nunca te has parado a pensar en ella.

Es curioso porque yo sí que he pensado a lo largo de mi vida mucho en ella. Quizás demasiado y demasiado pronto.

En fin. Descanse en paz. Los que nos quedamos aquí cuidaremos muy bien de tu hija, te lo aseguro.

1 comentario

Sergio -

Realmente tampoco creo que nos olvidemos de la muerte... lo que pasa es que la manera más sencilla de enfrentarse a ella es a través del hedonismo absoluto que promueven las sociedades occidentales. Supongo que también es la forma más fácil de luchar contra la idea de trascendencia...
Un abrazo majete.